Cada 8 de septiembre, los extremeños y extremeñas levantamos la vista con orgullo y celebramos el Día de Extremadura. Una jornada festiva que no es casualidad que coincida con esta fecha: hablamos del día en el que se conmemora la festividad de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y símbolo espiritual, histórico y cultural de toda la región.
Pero, ¿por qué precisamente el 8 de septiembre? La respuesta la encontramos en la tradición. Desde hace siglos, este día se celebra la festividad religiosa en honor a la Virgen de Guadalupe, y con el tiempo, se convirtió también en la jornada elegida para rendir homenaje a nuestra tierra, a nuestra identidad y a nuestra gente. Fue en 1985 cuando el Gobierno de Extremadura estableció oficialmente el 8 de septiembre como fiesta autonómica, uniendo así lo espiritual con lo civil, lo popular con lo institucional.
El Día de Extremadura no es solo una fiesta en el calendario. Es una oportunidad para recordar nuestra historia, para reconocer el valor de quienes han hecho grande esta tierra, para mirar con esperanza al futuro sin olvidar nuestras raíces. Es el momento de poner en valor lo que nos hace únicos: nuestros pueblos, nuestras costumbres, nuestra gastronomía, nuestros paisajes y, sobre todo, nuestras gentes.
En Esparragosa de Lares, como en tantos rincones de la Siberia y de toda Extremadura, este día se vive con un sentimiento especial. Es el reflejo de una identidad compartida que nos une a todos los extremeños, vivamos aquí o estemos lejos. Porque ser extremeño no es solo nacer en estas tierras, es sentirlas, llevarlas en el corazón y cuidarlas.
Así que este 8 de septiembre, cuando ondee la bandera verde, blanca y negra, recordemos lo que significa: unidad, historia y futuro. Celebremos con orgullo lo que somos, porque solo entendiendo nuestro pasado podremos construir el mañana que Extremadura merece.
El 13 de agosto de 2025, la Plaza de España de Esparragosa de Lares fue testigo de un acto muy especial: la presentación oficial de www.CerroMasatrigo.com. Con la presencia del Alcalde Beni García, concejales, representantes de la sociedad civil y empresarial, así como numerosos vecinos y visitantes, dimos a conocer un proyecto nacido del cariño y el respeto hacia uno de los lugares más emblemáticos de nuestra tierra.
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La presentación comenzó con las palabras del alcalde, quien destacó la importancia de poner en valor el Cerro Masatrigo y su entorno como motor de identidad y atractivo turístico. A continuación, tomó la palabra Antonio Miguel Ruiz Redondo, promotor de la iniciativa, para explicar brevemente su relación personal y el vínculo que le une a Esparragosa de Lares: "aunque nací en El Prat de Llobregat, mis raíces, mi familia y mi corazón siempre han estado aquí. Gracias a mis padres, Benito y Amalia, que nunca se olvidaron de sus orígenes, cada visita al pueblo fue fortaleciendo un amor profundo por esta tierra".
El proyecto tiene tres motivaciones claras:
- Crear un espacio digital para conocer la riqueza natural y cultural del Cerro Masatrigo y su entorno.
- Ofrecer a empresas locales la oportunidad de promocionarse gratuitamente en un directorio de turismo rural.
- Abrir un canal de participación para que cualquier persona pueda aportar fotografías, vídeos, artículos o información de interés.
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Durante el acto también intervino Gabriel Calderón Altamirano, colaborador fundamental en el diseño de la web y promotor de una empresa de servicios de guía y acompañamiento especializado en birding y hides (OtisTea Photo Hides). Su apoyo constante y su entusiasmo han sido claves para materializar esta idea.
En la web se pueden encontrar secciones dedicadas al Cerro Masatrigo —con información sobre ubicación, geología, flora y fauna, historia y curiosidades—, rutas de senderismo, galerías de imágenes y vídeos, y una completa guía de turismo rural que abarca desde actividades y gastronomía hasta alojamiento y servicios. Además, cuenta con un espacio para medios, artículos y un blog abierto a colaboraciones.
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No faltó un recordatorio sobre la importancia de conservar este espacio natural, especialmente tras el incendio que afectó a más del 40% del cerro a principios de julio. A pesar de ello, la naturaleza ya está dando muestras de regeneración, un signo de esperanza y resiliencia que debemos proteger.
El acto concluyó con el agradecimiento a todos los colaboradores, al Excmo. Ayuntamiento de Esparragosa de Lares, y al público presente, invitando a todos a visitar la web, participar y difundir el proyecto.
Porque el Cerro Masatrigo es mucho más que un lugar: es símbolo, es historia, es vida.
Por Antonio Miguel Ruiz Redondo
No sé si fue la primera vez que subí al Cerro Masatrigo con mi familia o la última que lo miré desde la orilla al atardecer, pero en algún momento entendí que hay paisajes que no se miran, se sienten. Que hay lugares que no solo nos rodean, sino que nos definen. Y en Esparragosa de Lares tenemos uno de esos. No exagero si digo que el Cerro Masatrigo es uno de los enclaves más singulares que he visto jamás. Hace ya algunos años fue reconocido como una de las maravillas naturales de Extremadura. A muchos nos pareció una obviedad. Pero sigue siendo un orgullo.
Aquel reconocimiento no fue un simple galardón turístico. Fue, y sigue siendo, una llamada a la responsabilidad. Porque una maravilla natural no se conserva sola. Se defiende con gestos pequeños, con decisiones conscientes, con amor por lo nuestro.
Lo cierto es que vivimos en un entorno privilegiado. La Siberia Extremeña, a la que orgullosamente pertenecemos, fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Y ahora se estudia ampliar esa declaración a nuevas zonas. No se trata de etiquetas. Se trata de proteger un modo de vida, un paisaje, una forma de entender el mundo. Y ese mundo, aunque a veces no lo valoremos lo suficiente, empieza aquí mismo, en nuestras dehesas, en nuestras aguas tranquilas, en nuestras aves que vuelan sin saber de fronteras.
Porque no hay que olvidar que todo este entorno forma parte también de una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Eso quiere decir que compartimos territorio con especies valiosas y a veces vulnerables. Y que tenemos el deber —sí, el deber— de garantizar que sigan teniendo su hogar aquí. No somos sus dueños. Somos sus vecinos.
Lo pienso muchas veces cuando paseo por los caminos del embalse o cuando veo subir a alguien por la ladera del Masatrigo. Qué suerte tenemos. Pero también, cuánta responsabilidad. Basta con una bolsa de plástico al viento, una colilla donde no toca, una moto cruzando una zona sensible… para que lo que la naturaleza tardó siglos en regalarnos, lo echemos a perder en un instante.
A veces creemos que conservar significa renunciar. Pero en realidad, conservar es apostar por el futuro. Por un turismo sostenible, por una economía local que respete el entorno, por un disfrute que no deje huella. Y eso es perfectamente posible si lo hacemos bien, si lo hacemos juntos.
Así que no, no se trata solo del Masatrigo ni de un reconocimiento que ya forma parte de la historia. Se trata de mirar alrededor y darnos cuenta de lo que tenemos. Porque cuando uno ama de verdad su tierra, no espera a que venga nadie a ponerle medallas. Se arremanga y la cuida cada día, en silencio.
El pasado mes de julio, un incendio forestal calcinó cerca del 40% de la vegetación del Cerro Masatrigo, uno de los enclaves más emblemáticos de la Siberia extremeña. Esta secuencia de vídeo, grabada con dron, muestra el estado actual del entorno, donde la naturaleza empieza poco a poco a regenerarse tras el impacto del fuego.
A través de estas imágenes y de una narración reflexiva, queremos recordar la importancia de proteger lo que es de todos. Porque el paisaje no solo se contempla: se cuida, se respeta y se defiende. Que el Masatrigo vuelva a florecer depende también de nosotros.
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